El sudeste de la provincia de Buenos Aires posee los yacimientos paleontológicos más importantes para los últimos 6 millones de años de antigüedad en todo Sudamérica. En este sentido se encuentra incluidos los barrancos costeros de Camet Norte, en el partido de Mar Chiquita, que representan los últimos 50.000 años de historia natural. A medida que la erosión avanza se van descubriendo nuevos fósiles sobre los acantilados y eventualmente sino logran ser recuperados a tiempo caen al mar y son incorporados a las playas donde se van acumulando junto con todo lo que lleva y trae el mar.
En este contexto Indira Guzmán Bravo de tan solo 3 años de edad, durante una caminata junto con su familia en las playas de Camet Norte, encontró algo diferente entre los caracoles y las piedras. Se trata de un molar de Mastodonte sudamericano (Notiomastodon platensis), un tipo de elefante prehistórico que habitó Sudamérica durante el último millón de años y que se extinguió hace sólo 10 mil años atrás junto con otros grandes mamíferos que habitaron la zona. Fue el mamífero terrestre más grande que existió en la región pampeana prehistórica, llegando a pesar 7,5 toneladas y con aproximadamente unos 2,5 metros de altura al nivel de las ancas. Los molares de Notiomastodon tienen dos hileras de cúspides bulbosas que al desgastarse adquieren forma de trébol.
Indira permitió con su pequeño tesoro transportarnos 30.000 años atrás en el tiempo cuando el planeta tierra comenzaba a vivir la última era de hielo en su historia. En aquel momento la línea de costa estaba retirada al borde del talud continental argentino, y todo el mar argentino ‘pampa azul’ que vemos hoy en día era una extensa planicie baja con abundante vegetación y un sin numero de lagunas, arroyos y ríos que buscaban aquella lejana costa atlántica, en momentos donde la megafauna sudamericana tenía su máxima expresión con mas de 20 especies de mamíferos con masas corporales por encima de los 1000 kilos.
Es realmente para destacar como Indira con tan solo 3 años de edad, pudo deducir que se trataba de algo diferente a todo lo que se encontraba tirado en esa playa. Pasado el tiempo decidieron junto con la familia acercar el fósil al Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia, de Mar del Plata, donde fue depositado temporalmente en su colección.